LOMLOE: la inestabilidad educativa
Nadie duda de que sea necesario establecer leyes para asignar unas bases sobre cómo debe ser la práctica educativa. Pero ¿existe un consenso sobre la frecuencia con la que se debe actualizar dicha ley, sobre qué se debe cambiar y, sobre todo, cuándo se debe cambiar? ¿Cómo sabemos si es el momento de cambiar?
Nuestra ley actual, la LOMLOE, es una modificación de la LOE (como bien dice el nombre). Esto quiere decir que no es una ley que aparezca de la nada, sino la recuperación de la ley anterior a la que en su momento estaba vigente, y unos cambios a ésta. Pero entre estas dos leyes hubo otra, la LOMCE. Todo esto en el transcurso de solo 15 años.
Por un lado, esto puede verse como algo positivo, ya que buscan corregir, mejorar, innovar... Pero por otro lado, ¿cómo afectará esto a los docentes y a los centros? Llega un punto en el que el cambio hace que te cuestiones si las legislaciones que se ponen al sistema educativo funcionan, o si éstos cambios son simplemente una búsqueda para solucionar los problemas que persisten en todas las leyes educativas.
Además de perder validez, estos cambios tan frecuentes afectan a los docentes a la hora de organizar el currículo y la forma de dar clase, ya que, cuando ya habían logrado adaptar el centro a la nueva ley del momento, se publicaba otra que volvía a requerir una modificación. Frustrante, ¿no? Sobre todo si uno sigue notando que hay aspectos que la anterior ley no cubría o mejoraba, que la nueva tampoco hace.
Pude preguntar a mi tía, maestra en Infantil en un colegio de Catarroja, Valencia, si estos cambios tan frecuentes habían generado problemas en su centro. Su respuesta hizo hincapié en que un centro, para funcionar correctamente, necesita estabilidad en todos los aspectos, ya que si tiene estabilidad esta se puede transmitir a los niños, y no tienen que sufrir ellos los cambios de leyes, la confusión e incertidumbre de los maestros y las reclamaciones de los padres.
También me contó cómo notó la importancia de esta estabilidad en la DANA, que afectó bastante a su colegio y a día de hoy no ha sido restaurado por completo. “Cuando pasan estas desgracias, y todo lo que conoces se destruye, lo que está escrito en una ley pierde toda la relevancia. Hacen todos estos cambios en las leyes, pero si no consiguen solucionar problemas reales cuando es necesario, ¿de qué sirven?”.
Como reflexión de esto, pensé en cómo los cambios tan frecuentes producen inestabilidad y ineficacia, por encima de cualquier posible innovación. Lo que se necesita es una ley estable, duradera y que esté preparada para resolver problemas reales, en situaciones reales y para personas reales.
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