Nuestro granito de arena


Esta asignatura me está enseñando un montón de cosas, sobre todo maneras de abordar la educación que no había considerado antes, pero no necesariamente que rompan con todo lo que conocemos como tradicional en la enseñanza.

Un ejemplo de esto, el trueque de saberes. Siempre he pensado que la escuela debería fomentar la individualidad de cada alumno, lo que les hace únicos, y para ello se deben conocer sus aficiones, habilidades y pasiones. Esto implica que el niño enseñe a la escuela, en vez de lo tradicional, de la escuela enseñando al niño. La idea de que el niño pudiese llevar a la escuela, que pueden ver como un lugar serio, aburrido e incluso a veces puede llegar a odiar, algo que le defina y le apasione y tenga la oportunidad de compartirlo con sus compañeros, además de aprender y descubrir las pasiones de éstos, me pareció una posibilidad que podía cumplir a la perfección con ese fomento de la individualidad de cada uno.

Es por esto que cuando lo hicimos en clase me hizo mucha ilusión. Yo, que soy una apasionada de la música (como podréis observar, no me callo), nunca me sentí muy integrada en mi colegio, a pesar de que estuve en él toda la vida y de que ahora, echando la vista para atrás, lo echo mucho de menos. Siempre me sentí rara, distinta a los demás, como que por mucho que intentase amoldar mi forma de ser para encajar con los demás, me seguían viendo como un bicho raro. Poco a poco fui encontrando mis amigos con los que tenía cosas en común, aunque también otros con los que no tanto, y fue ahí cuando cogí más confianza en mi misma y dejé de "imitar" a los demás. Además, pude tocar la guitarra en una obra de teatro, además de en festivales, y al recibir cumplidos y felicitaciones, me sentí más integrada que nunca sin necesidad de dejar de ser yo misma.

(Así como consejo, compararte con la gente no trae nada bueno y es innecesariamente dañino).

Y todo esto, ¿a qué viene? Pues principalmente al trueque de saberes que hicimos en clase. Pude ver las cualidades y hobbies de todos los compañeros de clase, muchas de las cuales me parecieron apasionantes y no me esperaba ver. Gracias a una actividad tan simple pude conocer facetas de los demás que me resultaron fascinantes, y recordé esa idea que tanto me apasiona, la de que todos nosotros, pese a que compartamos un mismo aula y no veamos a primera vista cómo son los demás, somos fascinantemente interesantes. 

Esto es lo que en el trueque de saberes llamamos el granito de arena de cada uno, que va aportando a un gran castillo de arena. Todos tenemos algo que aportar, algo que enseñar, que muestra un trocito de nuestra personalidad y nuestros motivos para estar en la misma carrera. Espero que podamos transmitir esto a nuestros futuros alumnos, esas ganas de mostrar al mundo cómo son, y aprender de los demás y viceversa. 


Por si alguien ha llegado hasta aquí, vuelvo a recomendar una canción (ya que he estado hablando de compartir pasiones y no podía faltar)


Comentarios

  1. Everybody Here Wants You... Qué canción más bonita y adecuada para esta entrada🫶✨

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